Bajawa – The animist tribes

Mit dem luxuriösesten Bus den wir bisher in Indonesien hatten sind wir aus Labuanbajo in Richtung Bajawa aufgebrochen. In Ruteng, circa auf halber Strecke, hat uns dann die Realität wieder eingeholt und weiter ging es mit einer Schrottkiste die fast schon auseinander fiel – also zurück zum Standard :-)

Tardamos cuatro largas horas en autobús hasta Ruten y otras cuatro más hasta Bajawa por una carretera que demasiado optimistamente se hace llamar  la “Autovía de Flores”.  Llegamos cuando ya había anochecido, con las tripas más que revueltas de las curvas y el cuerpo destemplado …

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Mit dem luxuriösesten Bus den wir bisher in Indonesien hatten sind wir aus Labuanbajo in Richtung Bajawa aufgebrochen. In Ruteng, circa auf halber Strecke, hat uns dann die Realität wieder eingeholt und weiter ging es mit einer Schrottkiste die fast schon auseinander fiel – also zurück zum Standard :-)

In Bajawa hat uns zunächst einmal ein ganz anderes Klima erwartet, es war nebelig und verdammt kalt, allerdings kam mir die Abkühlung sehr entgegen nach der brütenden Hitze von Labuanbajo. Untergekommen sind wir im Happy Happy Hotel (ganz große Empfehlung!) und dort war die Freude groß, als wir zufälligerweise wieder auf Malin und Henrik getroffen sind, die gerade von einer 2 Tages Tour mit Übernachtung in einem traditionellen Dorf zurückkamen. Am darauffolgenden Tag haben wir uns ebenfalls umliegende traditionelle Dörfer angeschaut und zudem in heißen Quellen gebadet. In diesen Bergregionen leben Animisten mit christlicher Basis, das heißt sie haben ihren animistischen Ursprungsglauben mit dem missionierten christlichen Glauben auf eine sehr eigene Art und Weise kombiniert. Was das bedeutet, konnten wir gleich am nächsten Tag erleben. In dem Dorf Niu wurde ein Haus fertiggestellt das dem Glauben entsprechend eingeweiht und von den Göttern gesegnet werden muss. Die hier lebenden Animisten glauben an drei göttliche Parteien, den christlichen Gott im Himmel, den Gott der Erde und an ihre Ahnengötter. Um die Götter zu besänftigen und die Ahnen in das Haus einzuladen, müssen nun also Tieropfer erbracht werden. So wird die Energie, wie uns erklärt wurde, eingefangen und das Haus bewohnbar für die Ahnen gemacht. Ein Dorf mit normalerweise ca. 100 Einwohnern hatte auf einmal tausende Gäste die gekommen sind um ein großes Fest zu feiern, dabei bringt jeder Gastgeschenke mit, zumeist Reis oder Schweine. Wir hatten das große Glück, dass dieses Fest zufälligerweise gerade stattfand als wir vor Ort waren, so was kommt anscheinend nur noch alle paar Jahre vor. Über den Kontakt unseres Guides sind wir in ein Haus einer dortigen Familie eingeladen worden.

Das Fest zu erleben war wirklich ein spannendes Erlebnis, wir haben uns viel unterhalten mit den Einheimischen und wurden sehr herzlich empfangen. Allerdings wurden an diesem ersten Tag circa 10-15 Schweine geopfert, direkt vor dem neu errichteten Haus. Dabei geht es ziemlich laut und blutig zu. Die armen Tiere schreien schon lautstark während sie ins Dorf geführt werden – wohl schon ahnend was ihnen blüht – dann werden sie fest verschnürt und anschließend wird ihnen mit einer Machete der Schädel geteilt. Das hat in der Regel nicht auf Anhieb geklappt, so dass mehrere Schläge notwendig waren bis die ergreifenden Schreie aufhörten. Ich habe mir das ganze nur kurz angeschaut, für Amaia war der Kamerasucher wie ein Schild – sobald sie aber den Kopf gehoben hat und am Display die Realität gesehen hat, konnte Sie nicht mehr hinsehen. Anschließend wurden die Schweine an Ort und Stelle zerlegt, während die Kinder mit den Eingeweiden spielten und die Hunde sich über alles hermachten, was ihnen vor die Füße geworfen wurde.

Nach einiger Überlegung haben wir uns nun doch dazu entschieden Bilder zu zeigen, allerdings werden wir sie ans Ende der Slideshow auf Flickr stellen – jeder kann dann selbst entscheiden ob er sich das anschauen möchte, wir haben aber relativ harmlose ausgewählt.

Am nächsten Tag ging das Fest weiter, dieser Tag stand aber anscheinend nicht mehr unter dem Motto der traditionellen Tänze sondern ganz im Sinne der Tieropfer. Bereits morgens wurden direkt vor dem Haus 3 Wasserbüffel getötet, und im Laufe des Tages Erzählungen nach ca. 60 Schweine. Nach dieser intensiven Erfahrung am ersten Tag haben wir es allerdings vorgezogen uns das Massaker des zweiten Tages zu ersparen – und ein Massaker soll es wirklich gewesen sein. Nach ein paar Tagen Ruhe haben wir versucht in Bajawa uns etwas zu erholen, (wenn man das so sagen kann … wovon eigentlich?)  und unsere weitere Route nochmal verändert. Nach nunmehr drei Monaten fehlt uns ein bisschen die Motivation Flores weiter zu entdecken, die Insel hält leider nicht das was wir uns von ihr versprochen haben. Aber die nächste Insel auf unserem Plan, Sulawesi, soll viel schöner sein so dass wir versuchen wollen Flores schon bald gen Norden mit dem Schiff zu verlassen. Zunächst einmal wartet aber auf uns noch der Kelimutu, ein Vulkan in der Nähe von Ende, den wir auf keinen Fall verpassen wollen…

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Tardamos cuatro largas horas en autobús hasta Ruten y otras cuatro más hasta Bajawa por una carretera que demasiado optimistamente se hace llamar  la “Autovía de Flores”. Llegamos cuando ya había anochecido, con las tripas más que revueltas de las curvas y el cuerpo destemplado.  (Bajawa está a 1100 m de altitud y cuando el sol ya no calienta la bajada de temperaturas se hace notar…) Ya en el hostal (en manos de una pareja holandesa que cuidan hasta el más mínimo detalle) el té caliente de bienvenida nos hizo entrar de nuevo en calor.

En el autobús habíamos vuelto a coincidir con Alicia y Beltran, una pareja vasco-andaluza que habíamos conocido en Labuan Bajo y que casualidades de la vida también se alojaban en mismo hostal, y por si eso fuera poco, al poco de haber llegado, aparecieron por la puerta Malin y Henrik, la pareja alemana con la que habíamos compartido cuatro intensos días en el viaje en barco desde lombok hasta Labuan Bajo. Hechas las presentaciones, nos fuimos a cenar al Lucas, un curioso restaurante de madera con aire alpino al borde de la carretera…entre el frio que hacia fuera y la decoración, parecía que nos hubiéramos trasladado a algún pueblecito de Baviera. De vuelta en el hotel caímos rendidos… y que gustirrinín dormir de nuevo bajo un edredón!

Aprovechando que con Alicia y Beltrán éramos cuatro, decidimos hacer una excursión alquilando un coche para visitar los  pueblos tradicionales de la zona con Alfon  (o Alfonso), el guía local del hotel. Por la mañana visitamos dos de estos pueblos que a pesar de la catolización que se llevó a cabo en la isla de Flores (la mayoría de la población es cristiana católica) siguen manteniendo sus creencias y rituales animistas. Sus símbolos sagrados son una “casa-templo” de madera que simboliza a la mujer y una especie de sombrilla de paja que simboliza al hombre, frente al cual se sacrifican los animales durante los rituales para venerar a los ancestros. Ese mismo día tendría lugar en otro pueblo una de estas ceremonias para celebrar la construcción de una nueva casa y teníamos la “suerte” de poder asistir (lo pongo entre comillas porque aún no estoy segura de si me alegro o no de haber visto lo que vi…)

Después de comer y de habernos dado un baño en unas fuentes termales de la zona, nos acercamos a Niu, el pueblo donde se celebraba la famosa ceremonia y por la que toda la región estaba alborotada. El pueblecito está situado en lo alto de una colina, pero el coche lo tuvimos que dejar a medio camino, había tantas camionetas, coches, y motos aparcados en el borde de la carretera (que no tendría más de tres metros de ancho…) que decidimos seguir andando. Según nos contaba Alfon, vendrían todas las familias pertenecientes al clan y cada familia traería arroz y un cerdo que sería sacrificado durante la ceremonia. La musica se podía escuchar en todo el pueblo, todos vestían la ropa tradicional y unos cuantos bailaban alrededor de los símbolos sagrados repitiendo el mismo baile una y otra vez. Fuimos directamente a la casa en cuestión a entregarles nuestros regalos (azúcar y algo de tabaco) Allí conocimos a Moses, que al final acabó invitándonos a comer y a beber vino en compañía de sus amigos. Casi todos hablabam algo de inglés, (e incluso alguno se atrevía con el alemán) y lo que empezó siendo una conversación sobre futbol, como suelen empezar aquí la mayoría conversaciones,  acabo siendo una conversación muy interesante sobre un poco de todo.

No paraba de llegar gente al pueblo y en el centro de la plaza seguían bailando el mismo baile una y otra vez hasta que, de repente, la música paró y todos se congregaron en un corro alrededor de la nueva casa. Habían puesto a todos los cerdos en fila, atados de tal manera que no podían moverse tumbados en el suelo con el morro hacia la casa y de pie,  detrás de cada cerdo, un hombre con un machete esperaba la señal. Los gritos de los pobres animales eran desgarradores… Tras unas breves palabras del que suponemos sería el jefe del clan, empezó la carnicería… El objetivo es matar al animal de un solo golpe en el centro de la cabeza, pero más de la mitad no tuvieron tanta suerte y seguían gritando medio vivos, o medio muertos, con la cabeza abierta y el cerebro partido en dos. Después del machetazo, cada cerdo era arrastrado hasta la puerta y presentado a la familia de la casa, así que, los pobres animalillos que aún vivían tenían que esperar su turno antes de poder acabar de morir en paz. Prendieron hogueras cerca de la casa y el olor a sangre y muerte se mezcló con el de la piel quemada. Los invitados seguían con la fiesta, bailando, comiendo y bebiendo, mientras algunos de los hombres se dedicaban a descuartizar a los pobres bichos en el mismo suelo de la entrada a la casa. La ceremonia duraría toda la noche y el punto álgido de la fiesta sería al amanecer con el sacrificio de tres bueyes (y otros sesenta cerdos). Nosotros, que un principio teníamos pensado volver al día siguiente para ver la ceremonia completa, decidimos que ya habíamos visto bastante. Estas imágenes serán difíciles de olvidar…

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